domingo, 29 de noviembre de 2009

“DEL TRONCO E’ CALOR AL CULE ‘E FRIO”

Bogotá es la hamaca de la costa. Esa es la primera definición que un cachaco respondería al preguntarle sobre su percepción acerca de un costeño. Al hablar de costa me refiero al caribe, esa que inunda con barranquilleros, cartageneros, guajiros y demás, la cotidianidad del cachaco. La que con el aire recochero y la “mamadera de gallo”, viajan a ponerle el ajá a la “nevera” o en sus términos, “Del tronco ‘e calor, al cule ‘e frío”. En la hamaca, se ejerce como en ningún otro lado, la pereza, el ocio y el cógela suave. Eso es un costeño para el bogotano.

Hay cosas únicas que hacen que un rolo diga ¡Vea, un costeño! Se les ve siempre muy desabrigados, en combo y haciendo escándalo. En la universidad, por ejemplo, hay desde el mamagallista, hasta el ingenuo. Eso sí, a todos les ponen sobrenombres, todos hemos oído alguna vez el carequeso, caremondá, coleto, etc; son el alma de los fríos y aburridos salones de clase, a todo le sacan un chiste, haciendo honor a la alegría que nace con ellos y logrando sacar de la rutina a todo cachaco que se les cruce por el camino, con esa chispa, ese “bacile” que los caracteriza. Sin embargo, se dice que no trabajan, que son perezosos, borrachos y facilistas, pero, si son tan facilistas, ¿por qué cada año son más los costeños que migran a la ciudad? La respuesta es simple, no viajan precisamente por gusto, o porque prefieran cambiar vivir rodeados de playa brisa y mar por el frío, y las montañas o los 2.600 metros más cerca de las estrellas. Un costeño decide venir a Bogotá en busca de mejores oportunidades de trabajo y un mejor futuro; tenga facilidades económicas o no, basta tan sólo con verlos en esta situación, para demostrar que son berracos, de empuje y determinación. Eso sí, sin dejar de sentirse caribeños pese a la distancia que los separan del mar.

¿Qué sería de Bogotá sin costeños? O ¿qué sería de los costeños sin Bogotá? La relación es reciproca: en Bogotá se escucha cada vez con más frecuencia el vallenato, hoy en día en las discotecas es común beber ron en lugar de aguardiente, y más aún celebrar el cumpleaños en una chiva llevando un sombrero vueltiao en la cabeza.

Ser caribeño es un estilo de vida, una actitud que se lleva en la sangre para donde se vaya. Un espíritu que se lleva por dentro, pero que trata de escaparse escandaloso, extrovertido y alegre como el de una marimonda, para ponerle ese toque de calor que contagia a toda la ciudad Bogotana.

¿para qué sirve una nevera si le hace falta adentro el alimento vital?

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